Las llamadas constantes
los tequieros reflejados en los ojos
los enfados por ser ignorados
las prisas por fijarte
ya hemos visto colarse en nuestras rendijas
las ebulliciones de dopaminas
la droga del placer
y la angustia de no saber
sabemos como sigue
sabemos como termina
no existe el final feliz
sólo el sinsentido de las cansinas
repetidas, estúpidas disculpas
el no puedo
jueves, 12 de junio de 2008
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