recuperándo el cuerpo y habituándolo en un verano al menos tan inestable como solía ser habitual.
Me han sorprendido los mercados de carne resesa para albondiguas de la noche coruñesa, tan arcaica en algunos lugares.
Porqué no evolucionará la gente.
Me quedo con el encanto a aldea de verano de Parga y su entorno que no cambia, esa pandilla de después de tantos años y su amabilidad.
lunes, 18 de agosto de 2008
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