Veo tu foto y deseo volver a poseer tu cuerpo.
Ese cuerpo deformado por la presión interior, que ha adoptado una silueta agreste impropia de una mente tan infantil, a pesar de que te esfuerzes en parecer lo contrario.
Pienso en tu cuello y como mi mano adoptaba su forma, dejándose deslizar por su contorno y acariciando tu perfecta nuca.
Recuerdo tus pechos dibujados y la forma en que hablabas de ellos según su estado de ánimo que solía ir contrario al tuyo.
No puedo dejar de pensar en tus nalgas rojas por mis azotes y tus súplicas para que fueran más fuertes.
Quiero que vuelvas a adoptar tu postura favorita y hagas que obedezca tus deseos que son los míos.
No entiendo por qué todo eso terminó.
lunes, 5 de mayo de 2008
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